Hoy te traigo dos perlas que bien valen su peso en oro.
Cada uno de estos secretos, tiene el poder de transformar la forma en la que afrontas la vida. No está mal para empezar, ¿verdad?
¿Quieres conocerlos? Ahí va el primero:
La emoción no es la experiencia vivida
Solemos identificar lo que sentimos, al vivir una experiencia, con la experiencia misma.
Y entonces pasan cosas como:
· Tu hijo no quiere ir al cole: Cuando, en realidad, lo que no quiere es sentir esa sensación desagradable que le produce.
· Quieres ese pedazo de coche: Cuando, en realidad, lo que quieres es la sensación que te produce conducirlo o presumir de él. (En marketing, esta idea, la tienen muy clara. Venden emociones, no productos).
· Quieres esa chica/ese chico: Cuando, en realidad, lo que quieres son las emociones que te genera. Y, cuando ya no te las genera, dejas de quererla/quererlo.
· Quieres salir de fiesta: Cuando, en realidad, quieres la diversión que experimentas.
…
Es decir, una cosa es la experiencia y otra cosa, muy distinta, es la emoción que a ti te hace experimentar esa experiencia.
-Y eso, ¿qué importancia tiene?- Te estarás preguntando.
Pues fíjate…
La Realidad: Buena o mala… ¿quien sabe?
¿Sientes la misma emoción, si yo te digo?
El granizo ha aboyado un coche, abajo en la calle.
¿Que si te digo?
El granizo ha aboyado tu coche, abajo en la calle.
El suceso, en sí, es el mismo. Y es neutral. Tu reacción emocional no. Y esta depende de la etiqueta que tu le pones al suceso. De lo que piensas al respecto.
Por tanto, la emoción no está ahí a fuera. Lo que sucede es neutral. La emoción nace dentro de ti, como consecuencia de tu interpretación de la realidad. Que depende de tu forma de ser y ver el mundo, de tus valores, tus ideas, tu experiencia, tus creencias,… Es decir: de tu Ego
Es decir, buscas o evitas vivir ciertas experiencias (que por si mismas son neutrales) cuando, en realidad, lo que buscas o evitas es experimentar ciertas emociones.
Y aquí viene lo bueno:
Las emociones, si te das cuenta, sólo están dentro de ti. Y no pueden hacerte ningún daño, salvo que te resistas a ellas.
Tener esto claro te permite vivir la vida de otra manera. ¿No te parece? Puedes quedarte con la idea en tu cabeza, y eso no cambiará nada. O puedes vivirlo en tu día a día, y entonces tu vida puede transformase.
Bueno, coge aire, que aquí viene el segundo secreto. ¡Cuánto oro me vas a tener que dar!
Emociones negativas y positivas. Dos caras de una misma moneda
Todos y cada uno de nosotros sentimos emociones. Cada uno a su manera, y con mayor o menor intensidad. Pero todos sentimos. Y acuérdate, las emociones aparecen dentro de ti. La “realidad” es neutral.
Aún y sabiendo esto, hay emociones que te gustan y otras sobre las que ni siquiera quisieras oír hablar. Te aterroriza el simple hecho de recordar esa sensación. ¿No es así?
Y, entonces, vas por la vida abriéndote a las emociones “positivas” (quieres más y más de esas). Y cerrándote a las emociones “negativas” (las evitas, las bloqueas, las niegas,…).
Pues ahora viene lo bueno:
Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse.*
Y es que se dice que “del amor al odio hay un paso” (aquí amor en sentido terrenal, el Amor en mayúsculas no tiene opuesto).
Y un sencillo placer, llevado al extremo, puede acabar en dolor. E incluso hay personas que, directamente, buscan el placer en el dolor.
Así que ya ves: amor/odio, placer/dolor,… las dos caras de la misma moneda. Más de lo mismo. Los dos opuestos que, cuando llevas uno al extremo acabas en el otro.
Y, ahora, lo que te voy a decir te va a resultar increíble.
Si llegaras a ser muy consciente de lo que sientes cuando experimentas una emoción, te darías cuenta que, en esencia, tiene las mismas características que su opuesta.
Solo se diferencian en grado, esto es: en frecuencia de vibración. Y es curioso que abrimos el paso de las emociones que consideramos positivas y cerramos el paso de las consideradas como negativas. Cuando las sensaciones que te producen son las mismas, cuestión de matices.
Pues bien, esta idea, te puede resultar muy valiosa para darte permiso a sentir “lo que no te gusta”. Ya que, en esencia, vas a sentir exactamente lo mismo que lo que te gusta.
Increíble, ¿verdad? Así que adelante…
¡Vive la vida! ¡Sin miedos!
Porqué…
…tu no tienes miedo a la experiencia que vas a vivir, solo tienes miedo a la emoción que vas a sentir.
… y, en esencia, lo que no te gusta es exactamente igual a lo que te gusta.
¡Emociones! ¡Un regalo de la Vida!
¿Se puede pedir más?
photo credit: Euros 1 via photopin (license)
* Principio de Polaridad de El Kybalión.
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