¿Para quién haces todo lo que haces?
– ¡Pues para mí! – estarás respondiendo en voz alta y clara. ¿Estás seguro?, entonces ¿por qué te cuesta tanto lograr lo que te propones? ¿Por qué, tan a menudo, ni siquiera logras aproximarte a lo que te habías planteado?
Pues porqué…
en realidad, estás cumpliendo el propósito de otro
… ¿te sorprende?… ¡pues sigue leyendo! y descubre cual es ¡el gran engaño del ego!
Tal vez creas que uno se pone a pensar y consigue tener una idea, que luego puede expresar en palabras (las que sean, da un poco igual) y que luego puede llevar a cabo mediante las acciones que toquen. Beeeeep!!! … Sintax Error….
Si estás sujeto a esta forma de ver las cosas no te extrañe que, tan a menudo, lo que dices y haces te lleve a resultados tan alejados de lo que esperabas. Esto sucede porque interpretas tu realidad bajo un paradigma que no se ajusta a como suceden las cosas realmente.
¿Cómo suceden las cosas?
Si prestas atención, te darás cuenta que tu mente es un hervidero de pensamientos que surgen sin orden ni concierto en un caos absoluto. Puedes hacer la prueba ahora mismo:
- Intenta pensar en un lápiz durante un minuto,… anda que yo te espero…. ¿Ya ha pasado el minuto? Pues cuéntame, ¿qué ha sucedido? ¿has podido estar un minuto entero pensando en un lápiz?
Probablemente no. Te habrán venido infinidad de pensamientos que no podías controlar y, cuando te dabas cuenta, te encontrabas pensando en otra cosa. Entonces, si no eres capaz de controlar tu mente durante un minuto, ¿todavía crees que eres capaz de generar ideas propias y llevarlas a la acción?
Es a través del lenguaje que articulas el pensamiento, no al revés.
En realidad los pensamientos son como las sombras de las palabras, su proyección. De hecho hasta que no le pones nombre a tus pensamientos, no tienes ni idea de que pensamientos pasan por tu mente.
# Pensamientos: la materia prima
Tus pensamientos están en tu mente tratando de realizarse en el mundo. Surgen de la “nada” y circulan por la mente como sombras esperando a que los identifiques y los etiquetes con tus palabras. Sin eso, se quedan en nada. No pueden manifestarse en el mundo y eso es lo que más desean. Cómo tú, ¡desean vivir!.
Es cuando tú los etiquetas que te puedes identificar con ellos. En ese momento cobran vida. Se hacen reales parar ti, tu realidad. Se dice que entorno al 90% de los pensamientos son repetitivos y constituyen tu diálogo interior… ¡Caramba! Te identificas con esos pensamientos y eso define tu personalidad… ¡tu “Ego”!
Esos pensamientos (tu Ego), que quieren realizarse en el mundo, necesitan algo muy importante para conseguirlo.
Y… ¿qué es eso tan importante que necesitan?… pues ¡energía! Como todo en la vida ¿no? Y… ¿de dónde sacan esa energía?
# Emoción: la energía creativa
Esa energía la obtienen de tu cuerpo. Y, para ello, utilizan la emoción. La emoción es la repuesta físico-química de tu cuerpo que se produce como reacción a tu identificación con los pensamientos. Sólo los pensamientos con los que te has identificado (que les has puesto nombre) generan emociones en ti. Del resto ni te enteras que existen. Cuanto más identificado te sientas, más reaccionarás emocionalmente a esos pensamientos. Esa reacción emocional repetitiva define tu identidad, tu personalidad. ¡A que siempre reaccionas a las mismas cosas!
Los cuatro pasos: «Pensamiento-Palabra-Emoción-Acción»
Si me has seguido hasta aquí, ya tendrás claro como funcionan las cosas. Por si acaso te lo resumo:
- Aparece, de la nada, un pensamiento en tu mente. Su objetivo es realizarse en el mundo.
- “Tú” le pones nombre a ese pensamiento. Lo identificas y, al final, te identificas con él.
- Tu cuerpo reacciona físico-químicamente con él. Surge la emoción. El pensamiento se carga de energía.
- Pensamiento + palabra + energía… ya están todos los ingredientes para manifestarse en el mundo. Y lo hacen a través de la acción.
-Bueno- te preguntarás -y ¿qué más da todo este rollo?- Pues, efectivamente, da un poco igual, salvo que te interese saber…
¿Qué hace que no consigas lo que te propones? El gran engaño del Ego
Como ya te conté cuando te hable del poder de las palabras, las palabras tienen el poder de crear realidades. Y es a través de las palabras, que tú obtienes, también, ese poder. La mente, como ya has podido comprobar, es un caos de ideas que es imprescindible ordenar como requisito previo a toda creación. Y ¿cómo se ordena la mente? Pues ordenando. Con la palabra.
Y… ¿quién pronuncia las palabras? Pues tú, ¿no? «Pepito Fulanito nacido en Nueva Escocia, Méjico, con mujer y dos hijos y que trabaja de Interventor…» (…en fin). La cuestión es que “ese” no eres “tú”. Ese es tu ego. Y aquí es donde nace el gran engaño del ego ya que tu ego tiene intereses, a menudo, completamente distintos a los tuyos.
Y tu ego siempre consigue lo que quiere. Pues es tu ego quien pone las palabras en tu boca, y ya se preocupa de escogerlas cuidadosamente para que se cumpla lo que quiere. Recuerda que con las palabras identificas los pensamientos y, al final, te acabas identificando con ellos. Y es mediante esta identificación que se construye el ego.
Te das cuenta que tu vida siempre es la misma, que siempre te pasan las mismas cosas, que siempre reaccionas igual ante esas cosas, que no te gusta demasiado la incertidumbre y el descontrol,… Esa configuración de la realidad es la que ha creado tu ego, ¡a su gusto claro! Mientras coincida con tu gusto todo irá bien, pero en caso contrario ¿que puedes hacer?
¿Cómo conseguir lo que te propones?
Ahora todo puede cambiar. Ya sabes el método de hacer realidad tus deseos. Inconscientemente ya lo has estado utilizando (desde el ego), y funciona ¡vaya que sí!
En la medida que aportes tu consciencia al proceso que te he descrito antes, serás realmente tú y no tu ego el que defina tu realidad. ¡¿Quién, si no, debería hacer eso?! Debes empezar a ser más consciente de la realidad que te envuelve. Más consciente del lo que te emociona. Más consciente de lo que dices. Y, más consciente de los pensamientos con los que te identificas. A partir de ahí es cuando empezarás a decidir tú. Y, aplicando el método que te he descrito, crearás tu realidad. Como ya has estado haciéndolo hasta ahora sin darte cuenta.
¿Muy difícil? ¡Nadie te dijo que fuera fácil! Pero más complicado es conducir un coche. Sin embargo te has entrenado para ello y ahora lo sabes hacer. Has adquirido esa habilidad. Entrenando la observación consciente podrás adquirir esta otra.
Practica, practica, practica,… y en muy poco tiempo te darás cuenta que ya actúas haciendo lo que realmente deseas. A partir de ahí, conseguir lo que quieres es mucho más fácil.
photo credit: octarina8 via photopin cc
Leave a reply